sábado, 7 de marzo de 2009

Pilar se prepara para su activación


Paterna, Valencia. 20 de enero. 17:23.

Pilar había ido a comer con unas amigas y decidió volver a casa a ver una película. Sus padres no estaban en casa y tenía la oportunidad de ver algo a su gusto. Hizo una parada en el videoclub automático del que era socia y eligió Munich, la película de Steven Spielberg cuyo argumento se inspiraba en la operación realizada por el Mossad para eliminar a los responsables de la matanza de los atletas israelíes en 1972. Le habían hablado bien de ella, pero le habían avisado que era un poco cruda.
Llegó a su casa y al quitarse el abrigo en su dormitorio vio sobre su cómoda una carta de la Subdelegación de Defensa de Valencia transmitiéndole su felicitación por renovar su compromiso como reservista voluntaria, aunque lo había hecho antes de Navidad. Aunque quedaban casi dos meses para su activación le apetecía cambiar de ambiente, aunque fuese por unos días. A veces se arrepentía de no haber pedido un destino en otra provincia para vivir con más intensidad la experiencia de las activaciones, pero de aquella manera era más cómodo y barato y si tenían horario de verano podía ir a trabajar por las tardes a la ITV.
Decidió tomarse un rato para comprobar que tenía todo el equipo. Bajó al trastero y subió con un enorme y pesado macuto adornado con el emblema del Ejército de Tierra. Pasó una media hora extendiendo sobre su cama los distintos elementos que pensaba que necesitaría: uniforme mimetizado, botas, calcetines, bragas, sostenes, camisetas, chándal, zapatillas de deporte, gorra, divisas de sargento, neceser, útiles para la limpieza de las botas, cantimplora, cubiertos, toallas, ceñidor, chaquetón y polo de manga larga. Desechó lo demás y pensó que era más que suficiente para pasar dos semanas trabajando en la plana de mando del Batallón CIMIC, claro que era posible que tuviese suerte y pillase unas maniobras o al menos unas prácticas de tiro. Metió lo que iba a necesitar en el macuto, que puso sobre su armario, y el resto en un saco de basura que bajó al trastero.
Hacía unos tres años que era reservista voluntaria y más de cinco que se publicó la primera convocatoria. En diciembre de 2003 el gobierno del PP aprobó un reglamento provisional que abría la posibilidad para las fuerzas armadas de reclutar personal con determinadas especialidades para servir a tiempo parcial. El resultado fue una primera convocatoria de 340 plazas para los tres ejércitos, cuyos primeros candidatos empezaron a presentar sus solicitudes en enero de 2004.
Con una escasez de personal que obligaba a la contratación exterior de cada vez más servicios, el objetivo de esa reserva voluntaria no era la de crear otro ejército ni la de completar plantillas. La idea era más bien la de reclutar personal con especialidades difíciles de encontrar en el ejército: relaciones públicas, médicos, conductores… Dado que primaban la experiencia laboral y alguna experiencia militar previa, los primeros reservistas voluntarios eran principalmente profesionales en torno a los 40 años que habían servido como soldados de reemplazo y que echaban de menos la vida militar. No obstante, la reserva voluntaria acogía a un número creciente de mujeres, así como de personas que no habían tenido contacto alguno con el ambiente castrense. Cuando Pilar presentó su solicitud uno de cada cuatro reservistas voluntarios era mujer.
Fue en el verano de 2005 cuando en una conversación con un amigo de Vicente oyó hablar por primera vez de la reserva voluntaria. Aquello le picó la curiosidad y tras mirar en la web http://www.soldados.com/ se informó de lo necesario para presentar su solicitud de ingreso en la segunda convocatoria de aquel año. Una mañana de noviembre se presentó en la Subdelegación de Defensa de Valencia, donde un amable subteniente revisó sus certificados de estudios y hojeaba la convocatoria para calibrar sus posibilidades.
- Mire, al ser licenciada podría usted optar a plazas de oficial, pero no tiene experiencia militar y se queda un poco corta. ¿Estaría dispuesta a ir a misiones exteriores? Eso le añadiría cinco puntos.
- Pero ¿los reservistas van a misiones humanitarias?
El subteniente la miró por encima de las gafas como diciendo “santa inocencia”.
- Bueno, este año fueron seis para lo del tsunami en Indonesia.
- Ah, pues sí. Apúnteme.
- A ver, veo que habla usted inglés y francés. La verdad es que hay sólo un par de plazas de oficial en la especialidad de economía y están muy disputadas. Sería una buena idea que también se presentase a otras plazas para aumentar sus posibilidades de ingreso.
- ¿Cómo cuales?
- Mire, hay unas cuantas de suboficial traductor. Sobre todo en el Ejército de Tierra. ¿La apunto?
Tras aquella entrevista pasó un test psicotécnico, un reconocimiento médico y una entrevista con un apagado teniente psicólogo que le preguntó sus motivaciones para entrar en la reserva.La verdad es que Pilar se consideraba muy española, pero nunca se había interesado por temas militares. Sólo cuando Vicente...(hasta ahí enseño).

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